Debemos cambiar nuestra forma de ver los residuos que generamos en nuestros hogares, oficinas y escuelas. Si bien para nosotros son un desecho, lo cierto es que la mayoría de ellos tienen un valor y la potencialidad de reuso o reciclaje.
Para los recipientes que contienen alimentos y productos líquidos o semilíquidos es fundamental aplicar dos sencillas Reglas de Oro antes de entregarlos al servicio de recolección o a los trabajadores recolectores:
- Limpiarlos
- Dejarlos secar
¿Qué se busca con estas dos Reglas de Oro?
Conservar el valor de los envases, bolsas o botes.
Incrementar la tasa de reciclaje.
Evitar que los residuos acaben en rellenos sanitarios o tiraderos a cielo abierto.
Si los residuos se quedan con porciones orgánicas, líquidas o semilíquidas pierden valor porque se eleva el costo para poder reutilizarlos o reciclarlos.
Si los materiales están contaminados con residuos orgánicos, no son candidatos para el reciclaje ni reutilización porque es más caro darles un tratamiento para quitarles esas porciones orgánicas, líquidas o semilíquidas.
Es más barato e inmediato disponerlos en rellenos sanitarios o tiraderos a cielo abierto.
Clasifica y separa de forma adecuada los residuos.
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